Rosario Romero la arquitecta de una nueva derrota en 2027 para el Peronismo

Rosario Romero la arquitecta de una nueva derrota en 2027 para el Peronismo

Rosario Romero ha vuelto a desempeñar un rol central en la debacle del peronismo entrerriano, esta vez asegurándose de que la ley electoral promovida por Rogelio Frigerio sentenciara no solo la derrota del 2023, sino también la del 2027. Su insistencia en sostener un sistema diseñado para beneficiar al aparato del momento, incluso a costa de desmantelar la territorialidad y la representación popular, la convierte en la principal responsable de la incapacidad del peronismo para reestructurarse y competir en igualdad de condiciones.

La entrega del peronismo: del Bordetismo al Frigerismo

La ley Castrillón, durante más de dos décadas, fue la herramienta clave para que el peronismo mantuviera el poder en Entre Ríos. Sin embargo, en manos de Gustavo Bordet y Rosario Romero, se transformó en el mecanismo que consolidó la derrota peronista. Bordet, incapaz de sostener un proyecto político competitivo, permitió que esta ley, diseñada para proteger a los oficialismos, fuera utilizada por Frigerio para perpetuar su triunfo.

Romero, con su habilidad para operar en las sombras, intentó hasta último momento mantener esta estructura que favorece a los grandes aparatos políticos. Pero su maniobra no fue para reconstruir el peronismo, sino para garantizar su propio legado político, un proyecto personalista que apunta a catapultar a su hijo como el "Máximo Kirchner entrerriano".

Un modelo agotado y sin territorialidad

El peronismo que alguna vez se construyó desde los territorios, con liderazgos genuinos como el de Daniel Rossi, ha sido reemplazado por una dirigencia funcional a las cúpulas y a los intereses de sectores alejados de las necesidades reales de la gente. Rossi, quien logró interpretar el fin de ciclo del urribarrismo y el bordetismo, representa un caso único de resistencia territorial. Mientras figuras como Silvio Moreira, con el apoyo del IOSPER y campañas plagadas de contratos y propaganda, buscaban perpetuar el clientelismo, Rossi sobrevivió a fuerza de votos y conexión con su comunidad.

El sueño de poder familiar: una apuesta inútil

El verdadero interés de Rosario Romero detrás de su maniobra es asegurar el ascenso político de su hijo, a quien algunos pretenden posicionar como el heredero de Máximo Kirchner en Entre Ríos. Sin embargo, este intento no solo es una apuesta inútil, sino que demuestra una desconexión absoluta con la realidad política y social de la provincia. La provincia no necesita más proyectos familiares ni liderazgos artificiales, sino una vuelta a la representación territorial genuina.

La próxima derrota en 2027

Con la ley electoral de Frigerio ahora institucionalizada, el peronismo enfrenta un escenario desolador para el 2027. Romero y Bordet han desmantelado cualquier posibilidad de que, desde las bases, surjan liderazgos capaces de reconstruir el movimiento. En su lugar, han apostado por una estructura vacía, carente de territorialidad y dependiente de los acuerdos entre cúpulas que han demostrado ser ineficaces.

Rosario Romero será recordada no solo como la operadora de Bordet, sino como la arquitecta de una derrota histórica, entregando el peronismo no solo a Frigerio, sino a su propio desgaste interno. Mientras tanto, la provincia espera un liderazgo que vuelva a conectar con los verdaderos problemas de la gente, lejos de los sueños personalistas y las derrotas programadas.

 

 

Artículos relacionados