Gabriela Lena, la reina de las desfachatadas: La oposición cómplice y el rey de los contratos truchos

Gabriela Lena, hoy una de las principales voces críticas del peronismo en Entre Ríos, es un claro ejemplo de la hipocresía política. Mientras acusa al oficialismo de corrupción, su propia trayectoria está marcada por una pasividad cómplice que permitió el saqueo sistemático de la provincia durante los últimos 20 años.

En 2015, Lena, junto a Ayelén Acosta, Esteban Vitor, Juan Domingo Zacarías –actualmente investigado por enriquecimiento ilícito– , votó con ambas manos para que Sergio Urribarri asumiera como presidente de la Cámara de Diputados. Lo hicieron a sabiendas de las múltiples denuncias de corrupción que ya pesaban sobre él. Ese acto no fue un desliz ni un error aislado: fue una muestra contundente de que la oposición era parte del mismo sistema corrupto que ahora critican.

Juntos por el Cambio tuvo representación en organismos de control clave, pero eligieron mirar hacia otro lado. Ni Lena ni Acosta, ni ninguno de sus compañeros, usaron esas herramientas para frenar la corrupción. Callaron, avalaron y permitieron que las irregularidades florecieran. Sus años de pasividad los convierten en responsables directos del saqueo que denuncian con tanto cinismo.

El rey de los contratos truchos: Fuady Sosa

No se puede hablar de corrupción en Entre Ríos sin mencionar a Fuady Sosa, conocido como el "rey de los contratos truchos". Responsable de manejar redes clientelistas y desviar fondos públicos a través de contratos ficticios, Sosa simboliza lo peor del sistema político entrerriano. Ni la oposición, con Lena y Acosta al frente, ni los organismos de control que integraron, hicieron algo para frenar sus operaciones. Su inacción permitió que Sosa se consolidara como uno de los mayores operadores de la corrupción provincial.

La CAFESG: la caja negra de Salto Grande

Otro ejemplo de la inacción de esta oposición cómplice fue su rol frente a la Comisión Administradora para el Fondo Especial de Salto Grande (CAFESG). Diseñada para administrar los excedentes de la represa, la CAFESG se convirtió en una caja negra utilizada para pagar favores políticos, sueldos millonarios y alimentar redes clientelistas. Entre sus principales responsables, encontramos a figuras como "El Mono" López, que representaba la transparencia de palabra, pero fue parte activa del saqueo de los recursos de Salto Grande. Ni Lena ni el resto de los opositores levantaron la voz para denunciar este desfalco sistemático, dejando en evidencia que su supuesta lucha contra la corrupción es una farsa.

Una oposición tan responsable como el oficialismo

Mientras Lena y Acosta intentan presentarse como defensoras de la transparencia, su historial demuestra lo contrario. Fueron parte de la corrupción, no solo por sus votos, sino por su silencio y su inacción. Hablar de transparencia después de años de complicidad no es solo desfachatez, es un insulto a los entrerrianos.

La corrupción en Entre Ríos no tiene solo un color político: tiene nombres, apellidos y una oposición que eligió ser cómplice antes que enfrentar el sistema. Entre ellos, Gabriela Lena y Ayelén Acosta son símbolos de esa doble moral.

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